Fronteras descartadas

Te escribo porque luego de un buen tiempo, siempre necesito decirte ciertas cosas, detalles que pasarían por inútiles si sólo se piensa en producir, en calcular, en generar algo coherente para todo el mundo, sin embargo esta vez sólo deseo acompañarte un momento y explicarte que la vida aquí ha girado mucho. Ya bien creo saber que estás en Argentina, probablemente más lejos que antes, amiga, tan lejos en kilómetros y tan cerca para mis pensamientos. Ya no sé qué parte de mi te idealiza y qué parte mantiene los pies en la tierra, pero es importante y necesario recordarte, imaginarte, esperarte. Desear verte y lamentar que nuestro posible último encuentro haya fallado por cuestiones que detesto, porque no alcancé a leerte a tiempo y me mantuve incomunicada por varios días, justo en ese tiempo en que te marchabas. Yo aquí, en el mismo sur, recibí la visita del gigante del que te hablé. Este hombre que es un encanto, un veinteañero de alma, un poeta, un hombre que sabe mucho, su capacidad para escuchar me sorprende, así como su generosidad y su sencibilidad a la vida. Es un viajero de aquellos, un valiente. Estas semanas con él aquí en Chile, han sido de locos, de locos de película. Nos llevamos de maravilla, como si hubiésemos nacido juntos o al menos en haitaciones continuas. Entre nosotros ya no hay edad. Somos libres. Ahora te dejaré, pero con ganas ya de saber de ti espero estés bien y puedas responderme. Te quiero siempre.

1 comentario:

Espérame en Siberia dijo...

¡Un Valiente más! Y yo que creía que ya no había de esos.